Las manos ajenas
que hasta hace poco
rodeaban
mi entorno y mi contorno,
abiertas
y receptivas,
dispuestas
siempre
a no dejar caer al suelo
lo que de mí
necesitaban,
van ahora desapareciendo,
cuando ya no soy
un tonto útil,
rehuyendo mis miradas
y dejando
a mis gritos
en estos tiempos más oscuros,
como a las haches
en las conversaciones.
4 comentarios:
Me alegro mucho de que vuelvas, porque creo q tus trabajos son excelentes: hay madera de poeta, originalidad, estilo propio, comunicación, etc.
Pero noto muchísimo pesimismo en tus versos hoy. Ojalá eso q transmites sea sólo una sensación subjetiva, y para nada una cruda realidad. Ánimo amigo. Un fuerte abrazo.
Tristes sentimientos y bonito poema a la vez, la vida misma ¿no?
Un saludo, un placer este paseo por tu blog.
Me encantó que distinguieses la canción de Pablo Milanés a la que hago alusión, un tanto velada, en mi blog. Muchas gracias por tus palabras.
Me encanta también visitar tu blog y leerte. Encuentro tus textos sinceros y auténticos.
Un abrazo
No dejes que las cosas se caigan al suelo, recógelas.
Me has hecho llorar con este poema. No puedo decirte que lo hagas cada vez mejor, es que ya eres muy, muy bueno. No necesitas pulir nada, todo está perfecto.
Pero no dejes que los tiempos oscuros duren mucho tiempo, por favor.
Noe
Publicar un comentario