Se gritan demasiadas palabras
que sólo son sonidos huecos,
ojos sin paisaje,
carne sin esqueleto.
Las horas precipitan unos tiempos
de pieles sin armadura.
Todo se tambalea,
cada vez es más difícil
(nunca ha sido fácil)
regir nuestros destinos.
Elegir es un verbo fusilado
en un muro con letras rojas.
La crisis es un disparo de realidad,
y la realidad es,
ante todo,
efímera.
Poco antes de que den las siete
cambio de canal
sin un criterio establecido.
Otro día empieza a toser tras la ventana.
Ya pasa casi un cuarto de hora.
Ella se retrasa.
El sol sigue luchando con lo inevitable.
Y suena
por fin
el timbre,
al amor y quince minutos de la tarde.
2 comentarios:
Guau, qué bonito!
Otro día empieza a toser tras la ventana (si sólo fuese tras la ventana...).
Intento que el destino desconozca la importancia que le atribuyo para que no se enoje demasiado.
Un abrazo
¡Qué bellas imágenes Ismael! Un poema muy hermoso. Abrazos.
Publicar un comentario