Escucharé la puerta
cerrarse
de un golpe tímido y suave
detrás de ti.
Habrás dejado
nuevamente en el aire
la primera bocanada del
cigarrillo y ese olor a coco
dulzón y exótico de tu
champú.
Bajarás quizás las
escaleras armando una coartada
creíble y oportuna
(no encontraba, cariño,
la llave de la taquilla)
o, tal vez
(me he encontrado en el
gimnasio a Rebeca,
¿te acuerdas?, aquella
compañera que se mudó a Londres).
Contarás (y esto ya es
deseo mío) las horas
que te faltan para
volver.
Y yo aún con restos de
ti entre los labios encenderé tu ausencia
mientras la tarde y tú
os desvanecéis
a través de la ventana.
2 comentarios:
Hermosos versos y nostálgicos. Feliz día. Abrazos.
Con o sin coartada, lo importante es que vuelva, y que el recuerdo de ella te haga escribir tan bellos poemas.
¿Os habéis planteado dejar de fumar?
Buen domingo, amigo Ismael.
Publicar un comentario