jueves, 4 de noviembre de 2010

Cenizas de cuento de hadas

¿Por qué tienes siempre tanta prisa?,
y es del todo cierto,
funcionamos con cadencias diferentes
desde el inicio de todo,
cuando inquieto la esperaba
en la parada y mis cigarrillos
eran sueños de ceniza
que olvidaban
anidar en mi garganta.

Recuerdo la tarde
asesinando los colores,
la lluvia
ametrallando los paraguas.
Bajaste detrás de tu mirada
de aquel autobús
tan lleno
de todas las que no eran tú.

No me mires así,
(me decías sonriendo),
sabes que mi reloj atrasa,
¿por qué tienes siempre tanta prisa?.

Y yo la tomo de la mano,
como siempre,
como ahora,
con la prisa que da el miedo,
callándome el temor que tengo
de que tal vez sea esta la noche
en que (a las doce)
mi carroza
se transforme en calabaza.

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