miércoles, 20 de julio de 2011

Recortes de vergüenza

Banqueros y empresarios
piden volver a la cultura del
esfuerzo para salir
de la crisis.



Aprendí a conjugar los verbos sin esfuerzo,
las integrales definidas,
la masa atómica del litio,
resolvía ecuaciones sin esfuerzo y, sin esfuerzo, me examiné
para correr una carrera que no manchara las manos.
Disparé a dianas durante meses sin esfuerzo,
abrillanté letrinas, disuadí al enemigo.
Cuando volví había otra crisis, encontré
trabajo sin esfuerzo y fui encadenando chasquidos de dedos
para cobrar unas nóminas que me permitieron sin esfuerzo
un cine, un cigarro, un par de libros.
Hilvané trabajos por horas con otros más largos
sin esfuerzo, y sin darme cuenta
de que también envejecía sin esfuerzo,
cambié mi horario hasta cinco veces por semana,
levanté dos toneladas por jornada,
mastiqué insultos y clasismos
y comprobé cómo mis jefes robaban sin esfuerzo.
Sin esfuerzo un agosto de treinta y tres días
lo pasamos a cuarenta grados
en la cama de un hospital,
sin esfuerzo pago impuestos que graven mi enorme fortuna
de casi mileurista,
paso por delante de barracones donde estudian
niños,
pago la luz, el gas, el agua,
la escalera, la hipoteca, y el palacio del príncipe
sin esfuerzo.

Así que, como espero que alguien entienda,
váyanse todos a la mierda que peor huela
(Labordeta dixit),
les pago el billete,
no me costará ningún esfuerzo.

2 comentarios:

avillarin7 dijo...

Una cruda verdad.
Pero a los que viven de puta madre les importa muy poco los que viven de puto culo.

Besos

Aurora dijo...

Resulta muy duro escuchar q nos apretemos el cinturón y q nos esforcemos siempre los mismos, el pueblo llano. Ellos ni se aprietan cinturones, ni se privan de nada, ni se bajan los sueldos, ni dejan de vidir como auténticos reyes.
Muy dicho lo q has dicho, lo suscribo si no te importa.
Un abrazo, pasa feliz día.